sábado, 21 de diciembre de 2013

¡Aviso!

Hii guys<3Queridos lectores. Quería avisaros de que, dado que mi novela Living The Dream es la más leída y me cuesta un tanto mantener las cuatro a la vez, voy a esperar a acabar Living The Dream antes de seguir subiendo de esta y las otras. No la voy a abandonar definitivamente, claro, pero sí voy a parar la subida hasta que haya terminado una. Además, veo que nadie comenta, aunque sí hay lectores. Por eso os pido POR FAVOR que si podéis dejarme algun comentario, aunque sea corto. POR FAVOR<3 MIl gracias a todos y perdonad por el incidente.
Beeeesos, Ily guys<3
Blanca Whitie xxx

lunes, 9 de septiembre de 2013

Capítulo 7


Y alguien me agarró el brazo por detrás, haciéndome girar bruscamente. Mis ojos se encontraron con los verdes de él, y vi que los suyos brillaban con intensidad. Soló un suspiro de alivio y me atrajo hacia sí, para abrazarme...

De pronto noté sus labios a escasos centímetros de los míos. Cuando quise preguntarle a Harry qué diablos hacía, él me lo impidió, haciendo que nuestras bocas se tocaran. En medio de toda la confusión, noté que sus manos se entrelazaban tras mi nuca, y que me apretaba la cabeza contra la suya.

Oí el gritito ahogado que soltó Lucía, acompañado de los murmullos del resto. Pude ver por el rabillo del ojo a Lucía, en el hueco de la puerta, mirándonos, con la boca abierta y los ojos echando chispas. Bien de dolor o envidia. Vale, genial, a ella le gustaba Harry.

De pronto me encontré a mí misma preguntándome qué diría Louis, y en seguida me avergoncé. ¿Por qué iba a pensar nada él?



*Narra Clara *

Iba caminando por la residencia a la que acababa de trasladarme. Yo era española, aunque había vivido muchos años en Inglaterra. El año pasado volvimos a España, por motivos de trabajo de mi padre, pero yo quería volver, al igual que mi madre. Alcé la vista y ladeé la cabeza hacia la derecha. Vi a un grupo de gente ante la puerta de una de esas casas de esta residencia que a mí me habría encantado que me tocara; de dos pisos, con jardín. Un pequeño chalé.

Estreché los ojos, con una punzada de envidia, y entonces lo vi.

Una cabeza rizada de cabellos castaños. Ese perfil que me había fascinado desde la primera vez que lo vi. Esa camiseta que llevaba desde hace años, y que por lo visto seguía usando.

Harry. Un dolor me recorrió el cuerpo. Había estado enamorada de él. Y él de mí. Habíamos salido...

En ese momento estaba abrazada a una chica, a la que le caía el cabello liso y rubio sobre los hombros, algo enredado. Era alta y delgada, y Harry... estaba besándola.

Sabía que eso era normal. Ninguna persona se enamoraba solo de una chica en toda su vida. Él podía haber besado a miles de chicas en aquel año y medio, pero no pude reprimir una punzada de rabia.

Casi sin voluntad propia, me acerqué al grupo en el que estaba Harry. Pude observar que cerca de él había otro chico, que miraba la escena con incredulidad, y que estaba tieso. En el umbral de la puerta de entrada había cuatro chicas; tres castañas y una rubia. La rubia miraba con la boca abierta de par en par a Harry y a la otra chica. Las de pelo castaño parecían claramente incómodas, y apartaban la vista.

El beso de Harry en realidad fue corto, sólo de unos segundos, pero mi cabeza trabajaba a toda prisa, y sentía un nudo en la garganta. A mí se me hizo eterno.

La rubia se separó de él bruscamente, y retrocedió, casi asustada. Miró a su alrededor y luego a Harry, negando con la cabeza. El otro chico se había apartado de la que Harry había besado, y me pareció que ésta evitaba mirarlo. Debería haberme ido en vez de haberme quedado ahí como una tonta a mirar, pero pensé esto demasiado tarde...

-¡Harry!- la voz venía de dentro de la casa. Vi a un chico moreno, de facciones delicadas, pestañas largas y nariz afilada salir de la casa; Zayn. Señaló hacia donde yo estaba, y vi como Harry se giraba. Quise echar a correr, pero habría quedado fatal. Sólo me quedé ahí, sin apartar la cara, mientras veía como Harry se ponía tieso.

*Fin de la narración*

Con al cabeza todavía zumbando, y los labios calientes por el contacto con Harry, seguí la dirección de la mano de Zayn.

A unos doscientos metros había una chica de nuestra edad, de pelo castaño, ojos verdes, piel de un tono tostado que deseé tener. No era tan alta como yo, pero tampoco baja, y no demasiado delgada. Estaba ahí parada, mirándonos... no. Mirando a Harry. Y Harry la miraba a ella, con los ojos verdes muy abiertos. ¿Qué diablos?

-Harry... ¿esa no es Clara, tu ex?- estaba preguntando Zayn.

-Sí, es ella- gruñó Harry.

-Vamos a llamarla, para que se venga- Zayn ya había colocado las manos a modo de bocina, pero Harry puso una expresión alarmada, y le siseó:

-No, Zayn no quiero...

-Venga ya, no seas bebé hijo. Eso ya está superado- se apartó de Harry-. ¡Clara! Ven anda.

Clara re removió, y ladeó la cabeza, confusa. Pero avanzó finalmente hacia nosotros.

-Hola- murmuró, tirando de los mechones castaños, incómoda.

-Cuánto tiempo, ¿fuiste a España?- preguntó Zayn, con una sonrisa, que contrastaba con el rostro contraído de Clara.

-Sí, nos fuimos allí. Pero sólo para un año.

-¿Qué tal todo? ¿Vas a entrar en la universidad?

-Pues muy bien. Sí, voy a entrar en esta. Y me alojo desde hace unos días en la residencia.

-Anda, estas chicas también.

-¿Son... amigas?- me fijé en que no pudo evitar mirarme con recelo, y me sentí culpable por unos segundos; ésa era la ex de el chico al que acababa de besar... no. Me había besado él.

-Sí. Bueno, en realidad más amigas de Harold. Conoció a Blanca- me señaló-, en la panadería de su madre. Y nos las presentó. Te caerían bien. Todas.

Clara alzó una ceja, pero no dijo nada.

-Y éstos son Niall, Liam... y a Louis ya le conociste una vez, ¿verdad?

-Sí. Hacía mucho, Louis- se volvió hacia Niall y Liam, que estaban en el hueco de la puerta; Liam toqueteando distraídamente el pelo de Camila. Y niall poniendo caras raras que casi me arrancaron una carcajada-. Encantada, soy Clara.

-Bueno... ya que estás aquí... y Blanca ha aparecido- intervino Noe, mirándome significativamente, a lo que respondí bajando la cabeza-, ¿por qué no pasas?

Harry se removió, pero Louis le dio un codazo.

Clara, encogiéndose de hombros, entró en la casa tras Noe, Camila, Nerea, Liam, Niall y Zayn. Sin saber muy bien por qué, quería evitar encontrarme con las miradas de Louis y Harry, y dejé que entraran antes. Lucía estaba sentada en el escalón de entrada, con la cabeza apoyada en las manos, y con cara de enfurruñada.

-Lucía...

-¿Te ha gustado?- tenía la voz tensa, y noté que se contenía. Tragué saliva-. El beso, de Harry. Parecías muy a gusto.

Noté como un calor me encendía las mejillas. ¿Por qué la tomaba conmigo? Harry no era su novio, ni yo había querido besarle.

«Pero te ha gustado» susurró una voz pícara en mi cabeza.

Agité la mano, como si pudiese apartar así la vocecilla.

-¿Por qué dices eso?- repliqué, indignada-. ¿Celos?

Entonces me miró, con los ojos verdes echando chispas. Mala idea.

-Qué va.

Se levantó, y se alejó de la casa, a paso ligero y decidido. Me quedé allí sentada, sin ganas de hablar con nadie. Estaba algo molesta con Lucía. Y mi yo irritado era horrible.



*Narra Harry*

Lucía y Blanca no entraban, y a mí no me apetecía estar precisamente con Clara. Y todas hablaban en el salón; incluíia mi ex novia.

Sabía que tendría que haberlo superado, sabía que tendría que poder comportarme de forma normal con ella. Pero no podía.

Bajé las escaleras de la casa de la residencia de las chicas, y salí al jardín. Allí casi me tropecé con Blanca, sentada en el peldaño, con la mirada perdida, y sus dedos enroscándose y desenroscándose en su pelo rubio. Me senté a su lado.

Ella se sobresaltó, pero no me miró siquiera. Quería hablar con ella, pero podía notar que estaba. No debería haberla besado. Pero me salió solo, no lo decidí. La cabeza me daba vueltas.

-¿Por qué?- susurró ella entonces-. ¿Por qué me besaste, Harold?

-No lo sé.

Y era verdad, no tenía ni idea de por qué lo había hecho. Había temido por que le hubiese pasado algo cuando desapareció... y cuando la vi, me sentí aliviado... y un súbito impulso me llevó a besarla.

-¿No lo sabes? Muy bien.

Parpadeé. Su voz había sonado seca, y burlona tal vez. ¿Por qué estaba tan dolida por eso?

-¿Por qué te molesta tanto esto?- las palabras salieron solas de mi boca.

-No lo sé. Piensa tú.



Genial, me devuelve la jugada. Pero la diferencia es que mi "no lo sé" había sido sincero.

-¿Alguna razón en especial?

Suspiró, un suspiro largo y pesado.

-Mira. A Lucía le gustas. Y ahora ella me odia.

-¿A Lucía le gusto? ¿En serio? ¿Y tengo que seguir lo que ella quiere para hacer algo?

-¿Besarme en medio de todos? ¿Te parece buena idea? Si conocieras a las chicas, te habrías dado cuenta de que a Lucía le molas.

-Ah, venga ya.

-Además. ¿Quién te dice que tú me gustes a mí?- se había puesto en pie, con los brazos en jarras, y los dientes apretados sobre el labio inferior. Las manos estaban crispadas en puños. El pelo rubio seguía revuelto por mí. Con esa chica no se debía jugar, comprendí.

Alzó la mano...

Y se la llevó al pelo, alisándolo y desenredándolo con los dedos, como si me hubiese leído el pensamiento.

-Lo siento- fue todo lo que dije. Ella agitó las manos, como si hubiese dicho una gran estupidez.

-No lo sientes, Harold.

-Deja de llamarme Harold.

-¿Por qué? Es un nombre bonito.

Sentí una punzada de dolor... porque pensé que se burlaba de mi nombre. Pero iba en serio, me dijeron sus ojos en seguida. Me encogí de hombres.

-Mira, no sé por qué lo hice.

-No, ni yo. Pero ahora Lucía me odia. Y apuesto a que tu novia también.

Mientras me daba media vuelta para volver al interior, pensé que Blanca me recordaba a Clara... en cierto modo. Muy dulce, bromista, pero con temperamento. Una descarga de emoción me recorrió. Fui a la cocina, sin saber muy bien qué hacer. Allí estaba Zayn.

-Harry- dijo, serio-. ¿Por qué la besaste?

Bufé.

-¿Otro interrogatorio estúpido al que no puedo responder?

-¿Otro?

Le ignoré. No iba a decirle la mala idea de haber ido a hablar con Blanca.

-No lo sé, Zayn.

-Alguna razón hay, Harry. No me vale que sea guapa y todo eso. Si no ya la habrías besado antes.

-Zayn...

-Harold...

-¿Os ha dado a todos por llamarme así hoy o qué?

-Pues Harry. ¿Por qué? ¿Y por qué evitas a Clara? Es algo pasado y superado ya.

-No tengo respuestas para...

-No. Sí las tienes, pero no quieres buscarlas.

Salí de la cocina, pegando un portazo, y, sin despedirme de nadie, salí al exterior. Atravesé la residencia, y decidí pasarme por la panadería para hacer algo.

Me dejaron quedarme, y trabajé hasta las ocho, cuando volví a mi casa.

Cené algo rápido, me duché y me aseé, me puse el pijama y me metí en la cama. Tras un rato dando vueltas, conecté mi MP3 y puse el modo aleatorio. Salió una canción de Justin Timberlake.

No sé cuanto tiempo estuve así, con los ojos abiertos, mirando cada esquina del cuarto, con la música filtrándose en mis oídos.

Finalmente noté que los párpados se me cerraban, y contra mi voluntad vino a mi cabeza el recuerdo del beso de esa tarde. Lo recordaba a la perfección, y mientras trataba de quitarme ese recuerdo de la cabeza, una voz susurró en mi mente el nombre de Clara. Y... recordé momentos con ella, sus risas, sus bromas, sus enfados, cuando defendía lo que le importaba...

«Blanca me recuerda a ella».

Se me cerraron los ojos, y el sueño me atrapó por fin.




sábado, 7 de septiembre de 2013

Capítulo 6


Llevábamos todo el día caminando por los callejones de esa zona perdida de Londres, y los ojos se me caían del sueño.
Louis había comprado unas hamburguesas para no morir de hambre, pero las fuerzas ya se me habían agotado.
-¿Estás cansada?-clavó sus preciosos ojos en mí, mientras me rodeaba con sus brazos la cintura y pasaba mi brazo por sus hombros.

-La verdad... sí, pero no hace falta... no hace falta que me cojas.

-¿Te molesta?

-No... pero te vas a cansar.

-Pero si ni siquiera estás en mis brazos, pequeña.

No pude evitar reír y sonreírle, agradecida.

Entrecerré los ojos, y me dejé llevar por los sentimientos. Louis estaba cálido, y era realmente reconfortante tenerlo ahí. No sabía por qué, pero a pesar de casi no conocerle me agradaba y me daba seguridad. La luz de las farolas se derramaba sobre nosotros, haciendo que nuestra marcha pesada y lenta resultase casi siniestra en la noche. Pensé en cómo había aparecido en la plaza así sin más y se había interesado por mi collar. Todavía no sabía por qué le había dicho que me gustaba estar con él, pero fue algo que me salió de dentro. Había espantado a aquellas palomas como un niño pequeño, y estaba claro que no le importaba que pensaran.

«Yo nunca fui así. Siempre pienso en qué cree la gente de mí, y si soy ridícula, aunque no quiera ser así».

Y sin embargo, lo hice; salí tras él y los pájaros, a imitarle, a quedar en ridículo, sin que me importara. Tal vez sea eso por lo que me gusta estar con él. Porque le sentía un poco como algo complementario a mí. Además, era muy agradable, servicial y divertido. Y guapo también. Esos ojos no los tenía cualquiera.

Me palpé el cuello entonces, esperando encontrar la forma del colgante de la paloma... y solo toqué piel. Mi piel, fría por la noche, y bajo la piel el pulso de mi corazón. Aparté la mano; no me gustaba sentir mi pulso. Me producía la terrible angustia de notar que era frágil, que el corazón podía pararse... y me hacía pensar en sangre, cosa que me producía malestar si pensaba en ella. De pronto sentí también inseguridad... sin saber por qué. La anciana del aeropuerto fue rara, sí, pero me dijo que el colgante me daría suerte, y hasta ahora todo ha ido genial. Cuando he estado nerviosa, lo he apretado en mis dedos, y me ha ayudado. Me sentí vacía, y seguí palpándome el cuello, buscando la cuerda que lo sujetaba.

Louis se paró en seco, y por consecuencia yo también.

-¿Pasa algo?-su voz sonaba suave y preocupada.

-El colgante... no está- me di cuenta de lo ridículo que sonaba eso al instante; algo así no podía producirme tanto agobio como indicaba mi tono, pero me salió así.

-¿El de la paloma?

Asentí.

-Se debió caer, al espantar a las palomas.

-¿Te gustaba mucho?

-Bueno- carraspeé, para aclararme la garganta-, sonará estúpido, pero me producía algo de seguridad. Y no dejaba de ser un regalo, y cuando pierdo un regalo me siento siempre fatal.

-No suena ridículo. Tal vez se convirtió en una especie de amuleto para ti. No sé... por el cambio de venir aquí, tal vez.

Seguro que lo decía para no dejarme mal, pensé. Pero me hizo mirarle a los ojos, y vi que estaba serio, el iris azulado brillando bajo la luz eléctrica. No pude evitar preguntarme por qué me tomaba tan en serio, incluso en algo tan tonto como esto.

-¿Quieres ir a buscarlo?-me preguntó, sacándome de mi ensimismamiento y disminuyendo la intensidad de la mirada. Bajé la cabeza hacia el suelo; las baldosas eran circulares, y algunas ya estaban deformadas por las rajas.

-No, qué va. Es una tontería, además, no sabemos cómo volver.

-En eso tienes razón. NI idea de cómo volver.

Esbocé una sonrisilla cansada, y seguimos caminando.

Al cabo de un rato comencé a sentir las piernas entumecidas; de esa forma que te duele en los músculos y que se expande como una oleada de sueño por el resto de cuerpo. Sentí que me fallaban un poco, y me apoyé inconscientemente en Louis. Me aparté en seguida; no quería cargarlo con mi peso, pero él me atrajo hacia sí y me hizo apoyarme, sujetándome mejor.

-Louis no... déjame, no hace falta.

-Estás cansada-replicó él, con voz moderada.

Suspiré, y agité el brazo libre, que empezaba a cosquillearme.

-Y tú también.

-No tanto como tú, enana. Te estás cayendo, y lo sabes. Quiero llevarte. Además, esto es mi culpa. Por lo de espantar palomas.

Supe que era testarudo, y que no conseguiría hacerle cambiar de opinión. Miré, básicamente para no dormirme de pie, las fachadas de los edificios que había a nuestro lado. Un local inmobiliario, un restaurante de comida rápida, una tienda de ropa interior... Todo cerrado. La ciudad resultaba vacía y austera por la noche, con todo desierto, pero también daba una sensación de tranquilidad. Y la luz eléctrica calentaba un poco el ambiente, dando color. La brisa hizo que el pelo se me fuera a los ojos, y me pareció de color dorado cobrizo. Como si estuviese hecho de miles de hilos de metal.

-Louis.

-¿Sí?

-Me gustó. Espantar palomas contigo. Fue como volver a la infancia, no tener preocupaciones.

Él sonrió de aquella manera que pensé que acabaría por amar. Parecía una sonrisa de un niño en la cara de un joven. Sonreí también.

-Me gusta ser un niño.

-Y te gustan las palomas. Aunque quieras espantar a los pobres bichos.

-Me gustan las palomas-afirmó, en una carcajada.

El resto del camino lo pasé luchando con todas mis fuerzas contra el sueño, que se apoderaba de mí rápida y molestamente. Odio cuando el sueño te está matando y no puedes irte a tu cama y dormir en paz.

-¡Eh!- exclamó de pronto Louis, sacándome de mi estado brumoso-. Yo este sitio lo conozco. MI casa está al lado.

Quise responder con algo, aliviada como me sentía, pero las palabras no salieron de mi boca, cuyos músculos estaban de huelga ya.

Sentí como entrábamos en un portal y oí una puerta cerrarse. Entramos en un ascensor que olía algo mal, y oí algo que sonó como:

-La peste de este ascensor es de nacimiento.

Louis abrió la puerta de un piso, y el calor de dentro me alivió el cuerpo entumecido. No vi bien lo que había, pero parecía bastante espacioso. Sentí cómo me colocaba sobre algo blando- un sofá seguramente- y me tumbé casi de forma automática, sin pensar dónde estaba.

Me taparon con una manta y me descalzaron con suavidad. Luego vi a Louis mirándome.

-¿No quieres dormir en mi cama? Puedo dormir yo aquí.

-No- dije, con voz cansada y débil-. No, en serio, no.

No tuve fuerzas para decir más, y cerré los ojos y me dormí.

«¿Te vienes a espantar palomas?» oí el recuerdo en un rincón de mi mente, y me sumí en un sueño de libertad y diversión infantil, donde también vi a Louis.




Me desperté cuando la luz hería ya mis ojos a través de los párpados, y me removí en las sábanas, mientras abría lentamente los ojos. Parpadeé cuando me di cuenta de que ya no estaba en un sofá... si no en una cama de sábanas blancas y manta suave de un tono azul claro. Mi pelo se derramaba sobre una almohada mullida. Me froté los ojos y me giré...

Louis estaba al otro lado, a escasos centímetros de mí. Miraba al techo y tenía las manos cruzadas sobre el pecho.

Un calor recorrió mis mejillas, ¿qué hacía en la misma cama?

En ese momento pareció notar que le miraba, y se puso de costado, sonriendo.

-¿Louis, qué...?




*Narra Lucía*

-No ha llegado- dije, con voz temblorosa, cuando Harry entró por la puerta de la casa en la residencia.

Él no dijo nada, sólo se me acercó y me abrazó. En otro momento el gesto me habría reconfortado, pero no con mi amiga perdida desde el día anterior. Noelia salió de la cocina, con la camisa larga que usaba a modo de pijama todavía puesta, y una taza humeante en la mano.

-Lucía... Ah, hola Harry- al verle, hizo un gesto con la mano, y luego se volvió hacia mí de nuevo-.¿Quieres desayunar?

-No tengo mucha hambre- era verdad.

-¿Saben algo de Blanca?- Nerea bajó corriendo las escaleras, con Camila pisándole los talones. Nerea seguía en pijama, Camila llevaba una falda marrón corta y un jersey fino de algodón blanco. En el pelo llevaba una cinta blanca que contrastaba con su tono de cabello.

-Nada-suspiré, y noté como sus expresiones cambiaban rápidamente. Camila se sentó en el sofá a mi lado, y se tiró de sus mechones marrones, nerviosa y mordiéndose el labio.

-Hay que hacer algo...

-Lo sabemos, pero, ¿qué?- repuse yo, mirando a Harry de soslayo, que estaba de pie junto al sofá.

-Voy a llamar al resto de mis amigos, y veremos todos juntos qué hacer- Harry sacó hábilmente su móvil del bolsillo, y se puso a cacharrear con la pantalla táctil. Pulsó algo, y se lo puso a la oreja, a la vez que nos hacía un gesto y se iba a otro cuarto.

-Ah, me siento culpable- suspiré, entrelazando mis manos nerviosamente.

-Venga ya, Lucía. Si no podía pasar nada; no es una niña pequeña- bufó Noe, tomando un sorbo de su taza.

-Pero ha pasado- repliqué.

-¿Por qué estás tan mal por esto? Tendría más sentido que lo estuvieran Camila y Nerea- comentó entonces.

-Hablé con ella en el avión. Me cayó verdaderamente bien. Mejor de lo que creía.

-¡Camila!- Nerea la miraba, alarmada, y vi que tenía algo rojo en el labio-. No te muerdas el labio así.

Lo rojo era un hilillo de sangre, que se deslizaba por la piel.

Nerea se levantó, y volvió en seguida con un rollo de papel, que tendió a Camila, indicándole que se limpiase el labio sangrante.

-Qué burra eres-le espetó, con una carcajada seca.

-¿Quien es burra?- Harry guardaba el móvil en el pantalón, y se acercó a nosotras.

-Ésta- Nerea señaló con un dedo a Camila, que se encogió de hombros-. Se ha hecho un herida en el labio.

-Ya... Pues los chicos vienen para acá. Y en cuanto a Louis... sigue sin contestar.

-¿Cuánto tardarán?- pregunté, ansiosa.

-Unos veinte minutos.

Me froté los ojos, en un gesto que casi me hizo daño, y comencé a recorrer la superficie del sofá con los dedos, con el tal de distraerme.

Noelia nos preparó un desayuno sobre la mesita baja de la sala, y comimos en silencio; no había ganas para hablar de nada.

El timbre sonó, y Noelia se levantó para abrir. Entraron Niall, Zayn y Liam, los chicos de la otra noche.

Nos saludaron, serios, y se quedaron en la puerta. Resoplando, les dije que pasaran más adentro.

-¿Y bien? ¿Tenéis idea de dónde podría haber ido?- preguntó Niall.

-O de dónde se la han llevado- apuntó Camila, con voz quebrada.

-No. Ni idea.

*Fin de la Narración*

Al ver mi expresión alarmada, Louis empezó a reírse sin parar. Me incorporé un poco, y le miré, con la nariz arrugada.

-Tranquila- alzó las manos, en un gesto divertido-. Te traje aquí cuando dormías. Y yo dormí en el sofá.

Suspiré, aliviada.

-Louis, ya te dije que no. Que podía dormir en el sofá.

-Venga ya, ¿qué clase de anfitrión le da el peor sitio al invitado?

-Louis...

-¿Quieres desayunar?- se estiró como un gato, levantándose.

Retiré mis mantas con cuidado, y vi, con alivio, que seguía con la ropa. Sólo me había quitado los zapatos.

«Qué cosas más raras piensas hoy, hija» me dije, a la vez que me levantaba a mi vez.

-Deberías cambiarte la camiseta. Parece una pasa de lo arrugada que está- comentó Louis, mirándome con ojo crítico.

-Pues no tengo ropa.

Pero él ya había abierto las puertas de su armario, y sacó una camiseta a rayas azules y blancas.

-Esto te servirá- me lanzó la prenda, y salió del cuarto, dejándome sola para poder vestirme.

Me quité mi camiseta, que, en efecto, estaba muy arrugada, y me puse la de él. Me quedaba algo grande, pero servía. Me la metí por los pantalones y me estiré. El pelo me caía enredado en los hombros; era algo que siempre había odiado de mi pelo: que por las mañanas parecía como si no lo hubiese cepillado en semanas.

Traté de desenredármelo con los dedos, dando tirones que estuvieron a punto de hacerme lanzar grititos.

Seguro que seguía fatal, pensé con desaliento. Salí al pasillo, pisando el parqué con los pies descalzos, y me encontré a Louis en el pasillo. Me pregunté qué pensaría de mi pelo mañanero.

-¿Puedo pasar al baño?- pregunté, antes de que comentara nada.

-Claro, esta puerta de aquí- la abrió, y entré. No era muy grande. Los azulejos eran azules, y el suelo también. Había un lavabo blanco y una ducha y un váter del mismo color. En la pared opuesta a la de la ducha había unas perchas de madera un mueble con toallas y demás-. Ah, y ahí hay un cepillo que usan a veces mis hermanas cuando vienen. Puedes usarlo también.

-Gracias- sonreí, agradecida al hecho de poder arreglarme un poco más, y cerré la puerta. Me lavé la cara y me desenredé el pelo. Cuando acabé ya estaba mucho mejor.

Louis estaba en la pequeña cocina adosada a la sala de estar, tostando pan y haciendo café. Lo supe por el olor del aire.

Cuando iba a preguntarle si le ayudaba, él me ofreció una bandeja con dos tostadas y una taza, además de algo de fruta cortada; melón y melocotón, y me indicó que me sentara en el sofá. Él se sentó a mi lado, y empezamos a comer.

Cuando iba por la segunda tostada, recordé que mis amigas y Harry no sabían nada de mí, y me puse tiesa, empezando a sentir remordimientos. Louis debió notarlo, porque me miró, interrogante.

-Louis, mis amigas estarán preocupadas... ayer desaparecimos, y no saben nada de nosotros.

Él rebuscó en su bolsillo. Llevaba unos pantalones azul marino ajustados y una camiseta a rayas como la mía.

-Me habrían... Oh, genial, el móvil ha desaparecido.

Tragué saliva. El mío se había quedado sin batería el día anterior, y no había manera de cargarlo. Estarían preocupadas de verdad.

-Se te habrá caído al correr, Louis. Tengo que ir a la residencia ya.

-De acuerdo, pero tardaremos un poco andando. Termínate el desayuno primero.

Me comí al tostada a toda prisa, y cinco minutos más tarde salíamos por la puerta principal. El sol brillaba trémulo bajo la fina capa de nubes, que anunciaba que por la tarde llovería. Caminamos en silencio y a paso ligero por las calles de Londres. Louis me guiaba, ya que yo no conocía la zona, y mucho menos tan bien como él.

Cuando vi los muros que rodeaban la zona residencial, me sentía ya sin aliento e intentaba ocultar mis jadeos. Me tocó guiar a mí por entre los edificios de los alumnos, hasta la casa que compartía con Noelia, Lucía, Nerea y Camila. Suspiré y me dispuse a llamar al timbre...

martes, 20 de agosto de 2013

Capítulo 5~

*Fin de la narración de Camila*
<< Harry te quiere, recuerda>> me había dicho Louis. Le di vueltas toda la mañana a la idea de que yo le gustara a Harry, y me producía una sensación extraña. Decidí que quería verle. Marqué su número y respondió al tercer timbrazo.
-¿Blanca?
-Hola Harold.
-Mejor Harry, ¿sabes?
-Lo que tú digas. ¿Te gustaría quedar?
-Depende... si me vas a declarar tu amor...Vale, es broma. Claro, me paso a recogerte.
-¿En una hora?
-Vale, adiós.
Colgué y elegí la ropa:

Abajo me sorprendió encontrar sólo a Lucía.
-Las otras fueron a mirar lo de las matrículas-me explicó-. Y supongo que se quedarán por ahí.
-¿No has ido?
-Me daba pereza.
-Ah, bueno yo he quedado con Harry, ¿te vienes?
-Si mo molesto...
-¡Claro que no! Vístete.
Subió a su cuarto, mientras yo desayunaba cereales. Justo cuando bajó llegó Harry. Lucía Iba así:
El pelo lo tenía recogido con una cinta rosa estilo Hippie.
-Hola, ¿Qué tal?
-Muy bien-respondí, dándole dos besos a Harry-. Se viene Lucía, ¿vale?
-No hay problema.
Salimos de la residencia hacia un parque que Harry conocía, dónde no había demasiada gente. Nos invitó a unos helados, y nos quedamos hablando en un banco un rato.
-Oye, tengo que ir al baño... ¿hay bares por aquí? -dijo Lucía de pronto.
-Claro, te acompaño, si no le importa a Blanca.
Hice un gesto de indiferencia, y me quedé mirando las palomas que picoteaban el suelo. Apreté mi collar de la paloma en la mano, cuando noté que alguien me miraba.
-¿Qué es eso? -me pregunto Louis, con voz suave.
-Un collar...del aeropuerto...
-¡Una paloma!-río- ¡Ja!
-Sí, la señora dijo que me daría suerte. Me lo regaló.
-Me gustan las palomas. Son graciosas.
-Pero también pueden ser bonitas. Como las blancas.
-Cierto. Y parecerán tontas, pero no es tan fácil vivir con los humanos.
Le miré a los ojos, mientras él jugaba con mi collar, girándolo en sus dedos. Me rozó el cuello, y sentí algo cálido en mi interior, un leve cosquilleo en la tripa. Cuando me acarició la mejilla, sentí ganas de besarle, y me asusté. Lo aparté un poco. Él me miró intensamente.
-¿Louis?
-Dime.
-¿Por qué has venido?
-No lo sé. Fue una corazonada. Me apetecía verte, y mis pies me trajeron aquí.
-Es la primera vez que vengo aquí.
-La mía también.
-Me gusta que estés conmigo-susurré, casi sin querer-. Pero no tiene sentido. Casi no nos conocemos.
-¿Importa eso?
*Narra Lucía*
Salimos de la plaza, y yo ne sentía rara, quería conocer más a Harry, pero no sabía de qué hablar. Recordé la sensación que había tenido al verle con Blanca, y me sorprendió descubrir que tenía algo de celos. ¿Por qué? Blanca y Harry conectaban muy bien, y podrían salir... Pero eso no me tenía que importar... y sin embargo sí me molestaba. Vi que Harry me estaba esperando y me apresuré a alcanzarlo.
-A este paso no llegamos nunca. Dame la mano, anda, que tiro de tí.
Normalmente habría replicado, pero no lo hice, sino que le di la mano, y empezamos a caminar así. La mano de Harry me daba seguridad, y cuando se la solté para ir al baño, me sentí vacía.
*Fin de la narración*
-¿Te vienes a espantar palomas?-me preguntó Louis de pronto, mirando los pájaros con cara de niño que está planeando algo divertido.
-¿Qué...?-empecé a decir, pero él ya había salido corriendo tras las palomas.
Le miré, y vi que parecía un niño pequeño, que le divertía eso, y algún impulso me llevó a imitarlo. Llegué hasta él espantado los pájaros a base de patadas al aire, y él me miró. Sus ojos azules grisáceos brillaron, y me cogió de la mano, riendo. Me olvidé de todo lo que no era espantar a los animales, que parecían bastante molestos. Olvidé lo ridículo que parecía, que todos nos miraban. A penas noté que nos alejamos del parque por las calles de Londres. Sólo cuando un muro nos frenó miramos a nuestro alrededor. Estaba perdida.
-¿Dónde estamos,  Louis?
-Ni idea.
*Narra Lucía*
Cuando volvimos al parque no vimos a Blanca por ninguna parte.
-¿Dónde estás? -grité, pero no hubo respuesta. Harry me miró.
-¿Se habrá ido sin decirnos nada?
-No creo... sabe que nos preocuparíamos...
-¿Entonces?
Vi algo metálico en el suelo, y lo levanté. Ella un colgante de una paloma. Me sonaba, y de pronto supe de qué: era de Blanca.
-Harry... esto es suyo...
-¿El collar? ¿Cómo se le habrá caído?
-Harry... ¿y si la han raptado, atracado... atacado? -me tembló la voz, y él se acercó y me rodeó con sus brazos. Me sentí mejor en seguida.
-¡Qué tontería! -bufó, aunque sonaba dubitativo.
-Puede ser...
-Hagamos una cosa: vamos a esperar un rato. Si no viene nos vamos a casa; estará allí.
Nos sentamos en un banco, y me recosté contra él, que empezó a jugar con mi pelo. Me tranquilizaba la sensación, pero al cabo de veinte minutos Blanca seguía sin aparecer, y de nuevo preocupada, fui con Harry hacia casa.
Llamamos al timbre, y nos abrió Noelia. Les contamos lo que pasaba, y ellas se miraron, claramente preocupadas. Comimos, y esperamos varias horas por la tarde jugando a las cartas, para matar el tiempo. Harry llamó a Zayn y a los otros chicos, por si por casualidad hubiese ido allí, pero nada. Cuando probamos con Louis, no hubo respuesta
-¿Y si no la vemos más? -le susurré a Harry al estar tumbados en el sofá.  Él me miró un rato, y luego me acarició la mejilla y río, lo que me irritó; no hacía gracia.
-No seas paranoica anda, claro que la veremos. No es un bebé.
No hablamos más, y finalmente Harry se fue, a las nueve. Nosotras nos quedamos viendo una película para distraernos.
*Fin de la Narración*
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Holaa!:D espero que os esté gustando, y por favor, comentad algo!Podeis seguirme en twitter además, y si queries os aviso de cuando subo!:D @1D_Best_Idols :)xx Las cosas se calientan un tanto, ¿no?
Besos, Blanca xx

lunes, 19 de agosto de 2013

Capítulo 4


*Narra Camila.*

Ninguna sabía lo que le pasaba a Blanca para estar tan misteriosa, aunque yo sospechaba que era algún chico.

-No me parece bien...-estaba diciendo Noe.

-Deberíamos hablar con ella, no es normal ese comportamiento-replicó Nerea.

-Sí, estoy de acuerdo-añadió Lucía, luego hubo silencio.

-¿Camila, qué hacemos?

Parpadeé, confusa por un instante, y justo en ese momento sonó ell timbre; Noe se levantó a abrir.

Las demás la seguimos, intrigadas. La puerta se abrió, y había un chico de más o menos nuestra edad, de pelo rizado y ojos verdes, que sonreía, haciendo que se le marcara un hoyuelo en la mejilla.

-¿Quién eres?

-Ah, esto... busco a Blanca-empezó él, escudriñando al interior de la casa-. ¿No está?

-¿La conoces?

-Sí, estuve con ella...

-¡Esta tarde!-completó Nerea, veía como su expresión mostraba enfado- Nos dejó plantadas por tí...

-Bueno, yo lo siento mucho, es que... esto es suyo-alzó un bolso, que reconocí como el de mi amiga.

Cayeron unas gotas, que no tardaron en convertirse en una llovia fuerte, cuano apareció Blanca, bajando las escaleras.

-¡Harry!-exclamó, sonriente, lanzándose hacia el chico, que la envolvió en un abrazo algo vacilante.

-¿Blanca...?-empezó Lucía, en tono pícaro.

-Chicas, ¿por qué le dejáis fuera con esta lluvia? Pasa, pasa...-cortó ella, tirando de Harry.

-Gracias, esto es tuyo-respondió él, tendiéndole el bolso.

-Oh, vaya con mi cabeza... Muchas gracias.

-Bueno, dejad los momentos emotivos y enternecedores para luego, quiero saber cómo os conocísteis-interrumpió Noe.

-No es ningún momento emotivo...-replicó Harry.

-Ya, bueno, nuestro invitado está empapado...-dije yo.

-Ahora vuelvo-dijo Blanca, desapareciendo por las escaleras.

-¿Té, café, zumo?-preguntó Lucía, acercándose a la cocina.

-Zumo de manzana-casi gritó Harry. Se me escapó una risilla.-. Si hay...

Noe le sirvió un vaso de casi medio litro. Las demás tomamos té de vainilla. Nos sentamos alrededor de la mesa baja ante el sofá en el salón, y empezamos a hablar de cosas algo estúpidas, hasta que apareció Blanca con una camiseta negra bastante grande y una mirada calculadora que estudiaba a Harry.

-¿Te valdrá esto? Pantalones no tengo para tí...

-¿De dónde es esa cosa? No me digas que usas esa camiseta...-empezó a decir Nerea, pero Blanca negó, apresuradamente- ¿Entonces?

-No sé, la metí en mi maleta, podría servirme 'para algún trabajo sucio... Era de mi padre, pero le quedaba pequeña.

-Venga Harry, pruébatela, te la está ofreciendo-dije yo entre risas. Harry se levantó y cogió la camiseta que ella le tendía.

-¿Dónde me cambio? Aquí mismo no sé si...

-Ah, cómo eres-bufó Blanca, llevándose a Harry escaleras arriba.

-No es por mí-replicó él.

-Ya, di lo que quieras nene...

Le vi meterse por la puerta del baño, y Blanca desapareció en su cuarto.

*Narra Blanca *

Volví a abrir mi armario, por si había alguna parte de abajo para él; estaba empapado. La camiseta suponía que le valdría, ya que mi padre era algo más grande que él, pero los pantalones que yo usaba era más difícil...

-¡Eh! ¿Qué tal me queda?-preguntó Harry de pronto, apoyándose en el marco de la puerta. Arqueé las cejas ante su expresión coqueta.

-Yo digo que muy bien, pero tus pantalones están empapados...

-Ah, y ¿tanto te importan mis pantalones...?-entendí que era una insinuación, y me sonrojé violentamente.

-¡Imbécil!-exclamé, intentando embestir contra él, pero me paró a escasos centímentros de su cuerpo, y me puso contra la pared, acercando la cara. Empezé a sentirme confundida al tenerle tan cerca; olía bien, fue lo único que pensé.

-¿Imbécil yo? Venga, nena sé que te gusta jugar conmigo... se te ve en la cara.

-¡¿Qué?! ¡Casi no te conozco, a mí no me vengas con...! Ah, que creído te lo tienes-repliqué. En ese momento entró Lucía en el cuarto. Intenté salir de la presión con la que Harry me mantenía quieta, pero no pude

-¿Tanto jaleo hay que armar para cambiarse...?-entonces pareció reparar en cómo de juntos estábamos, porque su expresión cambió a una que no supe descifrar muy bien- ¿Qué... interrumpo algo?

-No-dijo él, dejándome al fin libre. Yo sólo esperé que no se dieran cuenta de lo sonrojada que estaba.

-Bueno, aquí hay tema...

-¡Lucía!-exclamé, enojada.

-Venga, ¿vas a darle algo o no?

-Sí, eso mismo estaba haciendo...-murmuré, y seguí rebuscando en mi armario. Lo único que encontré fueron unos pantalones de deporte grandes para mí que nunca había visto antes. Se los tendí, sin mirarle a los ojos. Él se fue al baño.

-Blanca-me dijo Lucía-. ¿A qué juegas con Harry?

-Yo no...

-Ya, seguro. Primero nos dejas plantadas para irte con él, y luego esta escena...

-¡Yo no quise nada...! Quedé con él, sí, porque me pareció majo... me enseñó la ciudad... nada más.

-¿Y si lo conoces tan poco, por qué intentas jugar besán...?
-Un poco pequeños, pero mejor que nada-la interrumpió Harry, mirándo con aspecto crítico los pantalones.

Lucía me dirigió una mirada furiosa y empezó a bajar los escalones, con nosotros detrás.

Me serví un zumo de manzana, y me senté en un sofá, junto a Camila. No hablé mucho; fue Harry quien explicó cómo nos conocimos. Luego miró la hora.

-Me tendría que ir llendo ya...

-Sigue lloviendo a cántaros, listo-dijo Noe, con ironía.

-Puedo cojer el bus o el metro.

-Yo le acompañaré... con un paraguas, además, no conoce la zona-dije, y todas me miraron; aunque la mirada de Lucía fue la más intensa. Lo soporté, y me levanté para cambiarme. Subí a toda prisa, mientras Nerea y Camila decían bromas pícaras sobre mi actitud con Harry.

Tardé un rato en elegir la ropa, ya que hacía más fresco que antes, pero no frío. Finalmente decidí ponerme esto:

Bajé otra vez y me encontré a Harry ya esperando, bajo la mirada calculadora de Lucía. Se apartó y fue al salón con las demás cuando me vio. Indiqué a Harry que saliera de la casa y le seguí, a la vez que abría el paraguas. Harry, que era uno o dos centímetros más alto, me lo cogió, y nos refugiamos bajo él de la lluvia. Podía sentir su calor, que me producía cosquilleos en el estómago, como toda su presencia. Todavía no entendía qué había pretendido al arrinconarme. Yo no podía gustarle. Nos acabábamos de conocer.
-¿Blanca? ¿En qué piensas?-me preguntó, sacándome de mi ensimismamiento.
-En nada... la actitud de mis amigas. Piensan que hay algo entre nosotros...
-¿Y no lo hay?-se burló él, fingiendo dolor. Le di un codazo.
-Eres tonto.
-Y tu adorable.
Le miré a los ojos, y me sorprendió no encontrar la ironía que había esperado.
Llegamos a la parada de metro más cercana. Harry se volvió hacia mí.
-Bueno, el imbécil te da las gracias por acompañarle...
-No eres imbécil en realidad...-Se me escapó, y me sentí como una idiota.
-¡Oh, ahora me quieres!
Iba a replicar, cuando alguieb llamó a Harry.
-¿Louis? Anda, qué sorpresa-dijo Harry.
-Tienes una amiguita por lo que veo... ¿quién es?-Louis me señaló.
-Blanca, una amiga de...
-Ah, eres la que tanto alteró a Harold.
-¿Alteró?
-¡Louis, no digas tonterías! -protestó Harry. El otro sólo río.
Entonces me fijé más en él; el pelo castaño y algo largo y los ojos azules grisáceos. (Everything will be alright)
Tan impresionantes que me perdí en ellos.
-Yo soy Louis, Louis Tomlinson. Encantado. A Harry le encantas, ¿sabes?
-Louis calla ya.
-Vale, vale.
Se me escapó una carcajada, y Harry me fulminó con la mirada. Me contuve para no reír de nuevo.
-En fin... que las palomas te acompañen en tus sueños, enana-dijo la palabra con un tono cariñoso que despertó algo en mi interior. Lo de las palomas me desconcertó-¿Vamos Harry?
-Vamos pesado.
-Adios chicos-dije yo, dándoles dos besos a cada uno. Vi cómo desaparecían por la boca del metro, Louis riendo y Harry dándole codazos, y volví hacia la residencia.
Camila me recibió, sonriente.
-¿Qué tal con Harry?-dijo Lucía detrás de ella, algo seca.
-Mirad... entre Harry y yo no hay nada... ¡Casi no le conozco!
-Ya, pero casi os besásteis...
-¡Yo no quise besarle! Ni siquiera nos llegamos a rozar. Fue él, no sé qué pretendía. Y además a tí qué más te da... ¿te gusta, Lucía?
Me pareció ver que enrojecía, pero no supe si de rabia u otra cosa.
-¡Claro que no me gusta ese... ese... Ricitos!
Subió a su cuarto, hecha una furia. Me arrepentí en seguida de lo que había dicho.
-No me gusta... él sólo es majo-me justifiqué, dirigiéndome a Camila.
-Ah, no sé lo que pasa aquí ni me importa. Pero si te gustara... ¿qué tiene eso de malo?
No supe qué responder, por lo que me encogí de hombros, y me tumbé en el sofá a leer.
Camila se sentó en el sillón y sacó su móvil.
Mi móvil sonó y me caí del sofá, sobresaltada.
-¿Blanca?-dijo una voz familiar al otro lado de la línea.
-¿Harry?
-No, soy Louis.
-Ah, ¿y qué demonios quieres? Me has tirado del sofá,  ¿sabes?
Él estalló en carcajadas.
-No hace gracia-repliqué, aunque estaba conteniendo la risa.
-Venga ya... sosa.
-Lo que tú digas, ¿para qué llamas?
-Para decirte lo mucho que Harry te quiere...
-¡Louis ya vale!-dijo la voz del interpelado al fondo.
-Vale no es eso. Harry me dijo que tenías amigas majas, y nos aburrimos mucho...
-¿Eso ha dicho? No lo habría pensado. Pero hoy no va a poder ser... No están en buen momento...
-¿Oh, ha pasado algo?
-Nada importante.  Mañana si podríamos...
-Genial, podemos ir a un local dónde tocan en vivo. Pasamos a buscaros sobre las ocho, ¿vale?
-De acuerdo.
-Vale, adiós enana.
-Ah, una cosa más.
-¿Sí?
-¿Por qué soy "enana"?
-Porque tengo dos años más que tú.
Parpadeé; me había parecido más joven.
-Bueno... te lo consiento, pero cuidadito conmigo.
-Adiós anda.
Colgué sin decir nada más, riendo. Louis me habia caído bien, la verdad.
Decidí esperar al día siguiente para contarles el plan al resto, estuve leyendo otro rato y bajé a preparar la cena. Tras explorar los armarios decidí hacer una ensalada de arroz con tomate, queso, jamón, orégano y pollo que había en la nevera. Lo mezclé todo em un cuenco de cristal,e serví un poco y lo dejé en la encimera, para que el resto lo viera.
Hablé un rato con mis amigas de España al comer en mi cuarto, y me tumbé con los cascos puestos al terminar,
pensando tontamente en lo que había sentido cuando Harry se me acercó y me arrinconó...
Llegué a la conclusión de que era un imbécil adorable justo cuando mis ojos se cerraron.
-¡Ah, no hay Nutella!-fue el grito que me despertó.
-¡Te la habrás comido!
-¡Pues no!
Me levanté y bajé a la cocina, donde Noe agitaba un bote de Nutella, y Lucía la miraba, acusadora.
-Se la ha comido y protesta...-dijo, señalando a Noelia.
En ese momento vi a Nerea bajar las escaleras, con la barbilla manchada de chocolate. Se me pintó una sonrisa divertida en la cara.
-Aquí está la culpable-declaré, señalando a la recién llegada.
-¿Qué? -dijo ella.
-¡Nerea! La Nutella...-estalló Noe.
-¿Que pasa con ella?
-¡Te la has comido!
-¿Yo?-Noe miró sus manchas-Ah... Tenía hambre.
Ellas siguieron discutiendo un rato más, y yo aproveché para prepararnos unas tostadas y un cacao con espuma.
-Ala, a desayunar-dije, al terminar.
-Eso, dejarlo ya-me apoyó Camila.
Nos sentamos en la mesa, y como nadie decía nada, decidí contarles el plan.
-Uh, Harry, Harry...-dijo Noe con voz teatral cuando terminé.
-Son majos, y si no nos vamos a aburrir aquí. Además, según lo que el amigo de Harry dijo, le habéis caído bien.
-Normal...-comentó Nerea, en tono superficial.
Camila le pegó un codazo, riendo.
-¿Cómo dices que se llama el amigo de Harry?-preguntó.
-Louis, y es mayor que nosotras.
-¿Cuánto?
-Tiene dieciocho.
Fuimos a la piscina a pasar la mañana, y de compras por la tarde.
A las siete y media cada una salió disparada a su cuarto a prepararse. Me duché primero, y luego decidí ponerme algo relajado, nada demasiado formal, y me cepillé el pelo, recogiéndomelo en un moño con pinzas y dejando unos mechones de pelo caer sueltos. Me eché mi colonia de coco y bajé, con el bolso en la mano, a la vez que me ponía brillo de labios.
Las demás ya esperaban en el jardín delantero, con la puerta abierta. Iban muy monas también.
Noelia:
Nerea:
Camila:
Lucía
Yo:

-Vamos, vendrán en seguida.
Y en ese momento se oyó el motor de un coche, del que salieron Harry y Louis.
-Estáis muy guapas hoy-dijo Harry.
-Gracias-respondió Camila.
-No será por nosotros...-comentó Louis.
-Claro que no-soltó Noe.
-Es por la fiesta-aseguró Nerea.
-Qué mal mentís-se rió él.
-Bueno Louis deja de ligar y vámonos-intervino Harry.
-Enana, tu delante.
Y me senté en el asiento de copiloto, junto a Louis, que conducía.
-Lucía, ponte encima-dijo Harry, dándose palmadaa en el regazo.
-Ah, ¿por qué yo?
-Te lo tienes muy creído, ¿no?
-¿El qué? No he insinuado nada. A tí te mola Blanca.
Creí distinguir dolor en su voz.
-¿Por qué lo dices?
-No finjas... la liaste en su cuarto. "Cambiándote".
-¡Era una broma! Celosa...
-Ey, ey, paz-dijo Camila, alzando las manos.
-Es verdad, vamos a pasarlo bien-asentí.
-Y va a haber chicos suficientes parq todas-comentó Louis, poniendo el coche en marcha.
-Explícate
-Ya veréis.
Llegamos a un local negro y de paredes rectas, los cristales estaban  oscurecidos.
El sonido de los insteumentos y las voces de los cantantes que estaban calentando llegaba fuera como un murmullo apagado. Se veían siluetas bailando. Arriba había un cartel dónde ponía: "Good feelings", el nombre del local. Louis me abrió la puerta para que saliera. Fuera estaban mis amigas, y en la entrada había tres chicos, a los que Harry saludó con la mano.
-Chicas, os voy a presentar-nos dijo. Y nos acercamos.
Uno de ellos era de mi estatura, y rubio de pelo liso y de ojos de un tono increíble, otro era castaño rizado de ojos marrones y tranquilos y el tercero moreno, de pelo liso y ojos también marrones,  muy marcados por unas preciosas pestañas.
-Niall,  Liam y Zayn-dijo Louis.
-Hola, soy Blanca, y estás son Camila, Noelia, Lucía y Nerea-respondí, señalándolas.
-Encantado-dijo Liam con una sonrisa.
-Vais muy monas-comentó Zayn, y le dimos las gracias.
-¿Vamos?-preguntó el rubio.
-Por supuesto.
Entramos en el local, y nos recibió el sonido de una batería. Harry me preguntó si quería algo, y nos acercamos al bar.
-¿Qué quieres?
-Zumo de manzana.
-¿El que tiene gas?
-Ese mismo.
-Dos zumos de manzana con gas-le dijo al camarero. Me dio uno y se quedó el otro.
Lucía pidió té helado, Camila un smoothie de fresa, y Nerea, Noelia, Liam, Zayn y Niall unas coca-colas. Louis miraba las cervezas.
-¿Con intención de emborracharte?-le dije, riendo. Me miró, algo divertido.
-Si insistes... Pero creo que no necesito emborracharme para ser divertido. Ah, no me apetece ninguna...
-Eres un exigente, ¿eh?
-Seguro enana, acompáñame donde los Coctails anda.
No encontraba ya al resto, por lo que fui con él.
-El rojo ese... sí, el de tinto y zumos-le indicó al chico de la barra.
-¿Y ella?
-Alguien tendrá que retenerme si me emborracho-replicó Louis, cogiendo el vaso.
Nos sentamos en unos bancos cerca de la pista de baila y nos quedamos en silencio.
-¿A qué se referían con el numerito en tu cuarto?
-¿Con Harry?
-Sí.
-No fue nada, no me gusta...
-Yo no he dicho eso.
-No...
-Cuenta, enana, o...
-¿O?
-Te hago cosquillas-dijo, empezando a hacérmelas en el cuello.
-Vale, vale... ¡Louis!-protesté, entre risas.
Paró, y le pellizqué.
-¡Ay, bruta!
-Te lo mereces.
-No cambies de tema listilla.
-No es interesante, pero bueno... Le presté a Harry una ropa de mi padre. Se me acercó y me arrinconó contra la pared...
-¿No te besó?
-¡No!
-Entonces le gustas.
-No le gusto, ni él me gusta a mí.
-Si no le gustaras, te habría besado.
-Eso no tiene sentido.
-Sí, porque besar a una persona cuando casi no la conoces es jugar con sus sentimientos. Si no juega con tus sentimientos, es que le importas, al menos un poco.
-No.
*Narra Noe*
Niall se acercó a mí, sonriendo.
-Hola.
-Hola, ¿qué quieres?
-Hablar contigo, ¿está prohibido?
-No, tonto. ¿De dónde eres? Tu acento no es inglés.
-De Irlanda, pero estoy de visita aquí. Y tú tampoco pareces inglesa.
-Mi familia es española.
-¡Oh! Me encantaría ir allí.
-Yo lo echo de menos, la verdad.
-No me extraña.
-Por cierto, tus ojos son preciosos.
-No más que tú. ¿Te gusta bailar?
Habían empezado a tocar, y un foco azul iluminó a Niall. Le cogí de la mano por respuesta. Primero tocaron un par de canciones de "Los Beatles", y luego alguna propia, Niall bailó a lo loco, haciéndome tropezar más de una vez. Finalmente me tiró del todo, y se cayó al lado, todos nos miraron.
-Mejor vámonos anda...-me dijo entre risas. Asentí, y fuimos a por unas bebidas. Allí vi a Camila.
-¿No estás con alguien?-le preguntó Niall.
-No conozco a la gente...
-Venga, no seas tímida Cami, aquí hay que hacer amigos.
-Niall, iros vosotros a pasarlo bien y a aprovechar, yo le hago compañía-era Liam, al que hicimos caso y nos fuimos.
*Narra Camila*
-¿Por qué les has dicho eso?
-Se les veía muy felices juntos, ¿no crees?
-Supongo... ¿por qué soy tan tímida? Hasta Blanca que también lo es se ha lanzado...
-Creo que se ha lanzado porque Harry la inspira y le dice que puede ser ella misma. A Harry también le gusta ella, le cae muy bien.
¿Sería eso? ¿Podía deducir mejor Liam lo que le pasaba a mi amiga que yo, que la conocía tan bien? Le miré a los ojos, y los encontré tranquilos, amables y firmes, y supe que podía fiarme de él.
-¿Pero hoy no está con Harry,  no? He visto a Harry con otra...
-Ah, pues no sé, pero da igual, ¿vamos?
-¿Adónde?
-A algún sitio más tranquilo.
Me guió hasta unos sillones alejados de la pista de baile, y nos sentamos.
-¿Crees que Harry y Blanca están enamorados?
 -No, casi no se conocen, pero a Harry ella le agrada, le gusta, pero no la ama.
Asentí, en silencio.
-¿Por qué estáis aquí?
-Por la Universidad, tenemos becas.
-Eso está bien, ¿sabes qué quieres ser?
-Me encantaría ser modelo... pero no valgo.
-Pues yo creo que sí.
-¿En serio?
-Por supuesto.
Nos quedamos hablando hasta que los demás vinieron, menos Louis y Blanca, y Harry también faltaba.
-Nos vamos ya-dijo Lucía.
-De acuerdo, ¿y Louis y Harry y Blanca?
-Ni idea, vamos a esperarles en la entrada.
Nos levantamos y fuimos a la puerta. Liam no se alejó de mí.
Harry apareció en cinco minutos, con el pelo revuelto y cara de drogado.
-¿Ya te has liado con alguna? -preguntó Zayn.
-No te interesa, ¿o tienee celos de mi éxito?
-Tonto.
-¡Eh, Louis y Blanca!-exclamó Noe, junto a un contento Niall.
-Hola hola-dijo Louis.
-¿Qué hacíais para tardar tanto?-inquirió Lucía.
-¿Tanto te interesa?
-Vamos anda, o Louis se dormirá al conducir.
-Me dormiré si quiero.
Subimos al coche, y nos dejaron en casa. Liam me dio un abrazo de despedida que ne estremeció, y luego salimos del coche.
-¡Blanca, espera!-la detuvo Louis. Vi como ella le daba un abrazo rápido,  luego él le decía algo y ella se puso rígida.Me pareció ver que echó un vistazo a Harry y sacudió la cabeza, luego subió a toda prisa a su cuarto. Me preocupó algo su actitud, pero decidí que no debía meterme.
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Hola:D Este capítulo es largo porque tenia las novelas algo abandonadas. Es que me exigen mas de "Living the dream" y por eso he abadobado un poco el resto! Espero que os este gustando y comentad por favor!!!:D Os quieroo♡

Blanca xxx

domingo, 28 de julio de 2013

Capítulo 3~


El tono estridente del whats app me despertó, y me dije que debía cambiarlo. Era un número desconocido que decía que era Harry, por lo que contesté.
Me había preguntado si me enseñaba la ciudad esa tarde, y yo le dije:
"Claro, pásate sobre las seis por mi casa" y le puse la dirección.
Me vestí con ropa fresca, ya que parecía que haría calor.


Aparté los tacones que mi madre había comprado con el conjunto y me puse unas sandalias marrones. Odiaba los tacones. Bajé a desayunar. Tomé algo ligero; no tenía mucha hambre y me disponía a subir a tocar ma guitarra cuando Nerea me retuvo por el brazo. 
-Oye, esta tarde vamos a ir de compras, ¿te vienes?
Siempre decía que sí; me encanta la ropa. Pero había quedado con Harry. 
-No me apetece mucho.
-¿Que no te apetece? ¿Dónde has escondido a Blanca?
-He dicho que no me apetece, ¿es tan raro?
-Venga en serio.
-Hablo muy en serio. Tenemos muchos años.
-Pero...
Subí a mi cuarto. La verdad, una parte de mí me decía que fuera y dejara a Harry para otro día, pero no, había quedado, en realidad me apetecía verle.
Me tiré en mi cama y me puse los auriculares, saqué el libro de "Los Juegos Del Hambre" y empezé a leer...



-¡Blanca cuidado que viene Cato!-no, no habían dicho eso... Volví a la realidad. Era Camila.
-Blanca, ¿seguro que no vienes? 
Espera,  ¿ya es por la tarde? ¿Tanto tiempo he leído? 
-¿Ya os vais?
-Bueno, vamos a comer por allí y luego ya a comprar...
-No. No voy, de verdad...
-¿Qué escondes? 
-¿Por qué dices eso?
-Venga, di...
-Nada.
-Bueno, te libras por unas horas, pero te lo sacaré...
-Lo que tu digas-repliqué, orgullosa.
Salieron de la casa y decidí proponer a Harry ir a comer mientras caminábamos, así habría más tiempo, y si mis amigas volvían a casa pronto, ya habríamos visto la ciudad.
Le mandé un Whats App, y contestó en seguida.
"Vale, buen plan, te recojo en quince minutos y nos vamos".
Me apetecía verle, la verdad, había sido muy majo...<<Invito yo. Por los bollos>> pensé. Eran buenísimos esos bollos...
Sonó el timbre y bajé corriendo a abrir. Allí estaba, con una gran sonrisa, esperando. 
-Hola, dame un minuto y salgo.
-Claro, española.
Solté una risilla y fui a por mi bolso. Revisé que tenía todo: el dinero, el móvil, las llaves y la cámara; y salí de la casa.
Fuimos a un restaurante de comida para llevar y anduvimos por el centro. Harry me contaba sobre todos los edificios, subimos al London Eye e hicimos muchas fotos, y le invité también a un helado. Yo de dulce de leche y él de vainilla.
Se me pasó volando el tiempo, y cuando me dí cuenta ya eran las nueve casi. Me despedí de Harry y salí a toda prisa hacia la residencia, esperando que mis amigas no hubieran llegado todavía. No hubo suerte.
Abrí la puerta y me encontré con la cara interrogante de Nerea. Camila sonreía pícara, detrás. 
-Me voy a ordenar mi ropa...-dije, evasiva, al abrirme paso entre ellas.
-Ah no...
-Sí. 
Me deshice de ellas y me encerré en mi cuarto. No sabía por qué, pero no me apetecía decirles lo de Harry. 








sábado, 27 de julio de 2013

Capítulo 2


Al dìa siguiente nos levantamos temprano,  sacamos las cosas y empezamos a ordenar. Hicimos una pausa a las doce, pusimos música que yo traje y canté y Lucía bailó. Comimos a las dos y media y a las ocho todo estaba en orden. Incluso había metido toda la ropa en los armarios.
Noe:
 Nerea:

Camila:

Lucía:
Yo:
Además,  había colocado la figura de la paloma que compré en el aeropuerto en mi escritorio.
Me cambié la ropa porque, la verdad, había sudado bastante, y bajé al salón. Todas estaban allí, hablando.
-Blanca, decíamos de ir a comer a algún sitio-me anunció Nerea.
-Me parece genial, creo que nos lo merecemos.
-¡Eso digo yo!-afirmó Lucía, sonriendo.
Cojí mi móvil, una chaqueta, dinero y mi cámara réflex. Lucía cogió también la suya, y salimos a ver Londres. Primero pidimos permiso para salir, claro, y nos dijeron que teníamos que estar de vuelta a las once.
Noe nos recomendó ir a Nando's, y aceptamos. Había ido un par de veces y me había encantado. Por el camino hicimos muchas fotos, a Lucía y a mí nos encantaba la fotografía.
Llegamos a un Nando's del centro y pidimos la comida:
Nerea una hamburguesa de pollo, Lucía pollo con patatas, Noe y Camila pollo con puré de patatas y yo una ensalada de pollo caramelizado.
Hablamos tanto que al final nos quedamos sin tema, por lo que hicimos más fotos, que subiríamos  Twitter y a Tuenti. La verdad, estas chicas eran geniales.
Llegamos por los pelos a tiempo a la residencia y, agotadas, nos fuimos a la cama. Me dormí con los auriculares puestos.

-Blanca, Blanca, levanta ya-oí la voz de Camila, cerca de mi oído.
-¿Qué hora es?
-Las once, despierta.
-Oh, sí que he dormido-dije, levantándome.
-Venga, baja en seguida, ¿eh?
-Sí, sí...
Miré por la ventana y decidí ponerme unas medias bajo los pantalones cortos.
Me colgué un collar y bajé. Noelia y Camila estaban en la cocina.
-Blanca-me dijo Noe-. ¿Podrías ir a por algo de la panadería que os mostré ayer al salir?
-Claro, y además, invito yo.
Noelia me sonrió, queriendo decir : <<Te devolveré el favor>>, y supe que algún día seríamos inseparables. Me puse los cascos y recorrí en quince minutos el camino a pa panadería. Había cola, por lo que no me quité los cascos...
-¿Hola?-dijo alguinen, y me dí cuenta de que estaba cantando.
-Ah... perdona... qué tonta soy... -murmuré, roja.
Alzé la cabeza y vi a un chico de más o menos mi edad, ojos verdes y pelo rizado. Cuando sonreía un hoyuelo se marcaba en su mejilla... Y me miraba de una forma...



-¿Sí?
-Eh... esto...-titubeé, embobada-¿Qué tenéis? Soy nueva aquí y...
-¿A sí, de dónde?
-De Madrid, aunque me mudé aquí hace un tiempo ya...
-¿Y no conoces Londres?-,e preguntó, asombrado.
-Bueno, he estado un par de veces... lo siento-me sentía culpable.
Él se rió.
-No tienes por qué disculparte. ¿Bollos, pan, galletas...?
-Pues...
-¿Qué te parece esto?-me preguntó, mostrandome un pan redondo, con unos bonitos cortes en la corteza- Está recién hecho.
-Me parece genial, tiene muy buena pinta, gracias.
Me rebajó el precio, aunque insistí en que no lo hiciera.
Iba a salir ya de la panadería cuando su voz me retuvo:
-Ey, toma estos bollos. Regalo de la casa-esbozó una enorme sonrisa.
-No, de verdad, habrá costado hacerlos...
-Creo que estos bollos nacieron para que te los regalara.
Sacudí la cabeza.
-Yo quiero que los cojas.
-No, no...
-Yo te obligo-insistió, acercándose. Se me paró a escasos centímetros, y me hizo alzar la cabeza.
-Fueron hechos para tí...
-Pero...
-Shht-interrumpió, poniendo su dedo sobre mis labios, y metiendo la bandeja en mi bolso.
-Por cierto, soy Harry.
-Yo Blanca.
Entró un hombre y Harry le atendió. Aproveché para irme, confusa.

-Hola, chicas-saludé, entrando por la puerta.
-¡Blanca! Ya era hora, tardona...-me dijo Lucía, riendo.
Preparé los bollos, unas rebanadas de pan, bacon, huevos y queso y jamón, además de cacao, con Noe, y tomamos un Brunch. No les conté lo de Harry.

-¿Qué hacemos hoy?-me preguntó Noe, mientras estábamos tumbadas en los sofás. Camila estaban recogiendo; les tocaba. Y Lucía dormía.
-Pues... no sé, querría aparender a hacer skate pero...
-¡Skate! Yo sé, te puedo ayudar.
-¿En serio?
-Claro, vamos ahora mismo.
Salimos de casa con los skates, el movil, las llaves y algo de dinero, y nos dirijimos a una plaza no muy lejana.
Noe:

Yo:

Ambas
Estuvimos practicando un par de horas, pero hacía poco que había montado por primera vez, y me caía todo el tiempo, loq eu hacía que a Noelia le dieran ataques de risa de vez en cuando.
De pronto alguien me tocó el hombro.
-Hola, guapa-dijo, en castellano.
-¡Harry!
-¿Harry?-me preguntó Noe.
-Hola, me llamo así, sí, ¿tú quién eres?
-Eso te lo pregunto yo a tí.
-Harry.
-Qué gracioso-comentó mi amiga, irónica.
-La conocí en la panadería-se ensogió de hombros.
Noelia me miró, exigente, pero le hice caso omiso.
-Blanca-se dirigió hacia mí.
-Dime.
-Bueno, ya que eres nueva en la ciudad... se me ocurrió intercambiar números, por si acaso.
-Claro, tengo papel, si tienes un boli...
-Aquí-me dijo, tendiéndomelo.
Le escribí el número, y se fue, Noe y yo nos fuimos en seguida también.

-Y resulta que Blanca conoció a un chico guapo y...
-¡No me gusta!-estallé.
-Ya, ya... Cuéntale eso a otra...
-¡Noe!No me conoces casi. Ala, me voy-le espeté, y me levanté de la mesa.
Subí a mi cuarto y me tumbé en el suelo, pero al cerrar los ojos sólo pensaba en Harry... <<Blanca, ya>>. Había notado cómo me subían los colores cuando Noe había hablado, y eso no me pasaba siempre, pero... No, no me gustaba, no, me negaba. Vale, era guapo, y majo, pero nada más. Noelia inventaba cosas...
Decidí abrir el Whats App, y hablar con las de Madrid, eso me relajaría, y también me puse los cascos.
Hablé hasta las doce, cuando apagué la luz, y me dormí.
 *Narra Harry*
Era tarde, pero había ido a comprar, y ahora caminaba en dirección a casa. Pensaba en Blanca, sentía ganas de llamarla en ese instante, pero me tenía que resistir, ella estaría durmiendo... ¡Pum! Me choqué contra alguien.
-¡Harry!
-¡Lou!
-¿En qué pensabas?
-Yo... en nada, ¿por qué?
-Venga ya... ¿Cómo es ella?
No le podía esconder nada, así que decidí contarle todo.
-Llámala en unos días...
-Sí, esperaré, tranquilo.
Louis empezó a alejarse, hacia su casa.
-Una cosa.
-¿Sí?-se volvió.
-No me gusta.
Enarcó una ceja.